Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

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Legislatura: 1854-1856 (Cortes Constituyentes de 1854 a 1856)
Sesión: 15 de febrero de 1856
Cámara: Congreso de los Diputados
Discurso / Réplica: Discurso
Número y páginas del Diario de Sesiones: n.º 313, 10.782, 10.783
Tema: Lectura de la enmienda a la base 9ª de la ley electoral presentada el 8 de febrero. (Vid. Texto anterior.)

El Sr. SAGASTA: Señores, cuando oí decir al señor López Grado que había cometido yo una falta en el modo de tratar esta cuestión, lo creí así; pero después [10.782] S.S. empezó diciendo que yo debía haber levantado la cuestión a la altura de los principios, como iba S.S. a hacerlo, y S.S. lo que ha hecho ha sido seguir paso a paso mis argumentos; de manera que si ha tratado la cuestión de principios, no habré yo andado muy lejos de ella. Para probar S.S. que estaba en el ánimo de todos la incompatibilidad del cargo de empleado con el de Diputado, debía S.S. no recordar el entusiasmo con que se acogió esta idea en las Cortes, sino manifestar si fue S.S. de los que propusieron que el Diputado empleado al venir aquí dejase su sueldo. Es cierto que entonces se propuso lo que ha dicho el Sr. López Grado: pero ahora no podía proponerse, porque la mayoría lo desechó por completo. Este era mi sistema; que el funcionario público, una vez aquí, abandonara su sueldo; mas este sistema se desechó, y S.S. fue quizá uno de los que contribuyeron a echarle abajo.

Pero hay una circunstancia muy notable. Cuando se presentó esta ley se trataba de los Diputados de las Cortes Constituyentes, se trataba de nosotros, y si aun para nosotros no quisimos esto, ¿cómo es posible que lo queráis ahora para los que vengan después? Eso sería hacer una ofensa grave a los Sres. Diputados que se sientan aquí, y yo no se la quiero hacer.

Que el partido progresista ha sido siempre partidario de las incompatibilidades. ¿Y en qué ley están consignadas? En ninguna. Aquí han venido de Diputados los que los electores han tenido por conveniente nombrar, con tal que hayan estado en el goce de sus derechos como ciudadanos. Pero hay más: si hay alguna ley en que el partido progresista haya establecido alguna incompatibilidad, solo ha sido para altos funcionarios que vosotros privilegiáis. Decía el Sr. López Grado: es verdad, el sueldo del funcionario es tan respetable como la renta del propietario, como el interés del capitalista, como la ganancia del abogado. Así debe ser; pero también es necesario tener en cuenta que las excepciones no pueden servir nunca para establecer...

El Sr. SAGASTA: Creo que estoy rectificando. El Sr. López Grado, hablando de los funcionarios públicos, decía: no deben venir aquí los que provocan complicaciones. Pues yo digo que si el voto de un empleado ocasiona conflictos, el contribuyente estará de parte...

El Sr. SAGASTA: Decía el Sr. López Grado: el señor Sagasta se equivoca si cree que de ese modo vendrán aquí hombres independientes. Yo no he dicho eso; yo he dicho que siempre que en las elecciones haya verdadera libertad, que una vez que entremos en el buen terreno constitucional, entonces no haya cuidado; el pueblo elegirá al que quiera elegir, y algunos funcionarios públicos vendrán al Congreso, porque entre los funcionarios públicos hay también dignísimos ciudadanos, y los que vengan de esta clase buenos serán. Pero si el Gobierno no cumple con sus deberes, si los Ministerios son inmorales y faltan a la ley, entonces no tienen necesidad de que la ley les autorice para traer empleados; entonces traerán una cosa peor, que serán pretendientes a empleos, y tendremos un Congreso de pretendientes en vez de un congreso de empleados, y esto sería peor, porque se establecería una lucha cruel entre unos y otros.

Pero dice el Sr. López Grado: aquí vienen a concluir su carrera empleados que al entrar por esas puertas están en los puestos más subalternos. Esto sucede en todas las clases del Estado. Pues qué, ¿no se han visto en todas, personas que han entrado aquí sin ser nada y han salido ocupando los primeros puestos de su administración?

El Sr. SAGASTA: Yo me atrevo a suplicar a las Cortes que se sirvan aprobar la enmienda, en la inteligencia de que si conforme vamos marchando continuamos en adelante, hoy excluyendo a una clase, mañana lastimando a otra, con dolor lo digo, pero, señores Diputados, vamos a acabar en punta como pirámide.



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